- La fiscalía estadounidense habría detenido a cuatro entrenadores, un ex jugador y el director global de marketing deportivo de baloncesto de adidas en una trama organizada que dirigía la decisión de los jugadores desde el instituto.
Hace tan solo unas horas, las acciones en bolsa de la multinacional alemana adidas caían en picado en los Estados Unidos después de conocerse la implicación de su director global de marketing deportivo para el baloncesto de la multinacional alemana en una red organizada que influenciaba y dirigía las decisiones finales de los futuros cracks de la NBA cuando éstos aún estaban en su etapa preuniversitaria en el instituto, condicionando su futuro bajo la compra de voluntades y compromisos a cambio de dinero que recibían en forma de becas de formación.
Una red organizada
Cuatro entrenadores asistentes de las universidades de Southern California, Arizona, Oklahoma State y Auburn, un ex jugador, Chuck Person, número 4 del draft, Rookie del Año 86 y que jugó en la NBA hasta el año 2000 y el director global de marketing deportivo para el baloncesto de la multinacional alemana adidas, James Gatto, además de otros cuatro altos ejecutivos universitarios, han sido detenidos por la fiscalía de los Estados Unidos acusados de formar parte de una entramada red que, mediante sobornos y compra de voluntades, condicionaba el futuro profesional de los jugadores ya desde su etapa preuniversitaria en el Instituto.
La forma de proceder era sencilla: la red contactaba con los jugadores que más destacaban en su etapa en el instituto para, mediante promesas, sobornos y entregas de dinero en forma de dinero (más de 100.000 dólares en muchos casos), se comprometieran a fichar tanto por determinadas universidades así como por la multinacional alemana adidas antes incluso de dar el salto a su etapa profesional como jugador estrella en la NBA.
Golpe a la NCAA
Con ello, se articulaba una estructura que garantizaba importantes réditos tanto para las universidades implicadas en el proceso como para la propia marca alemana, que se aseguraba el poder contar con las que, potencialmente, iban a ser grandes promesas en el baloncesto profesional norteamericano aún a riesgo de que muchas de ellas se quedaran por el camino.
Las cifras son tajantes. Se habla, según esa misma fiscalía, de contratos camuflados bajo ayudas o becas estudiantiles de más de 100.000 dólares anuales que la red proporcionaba a las familias y a esas futuras estrellas siempre con el firme compromiso de vincular su futuro a los designios determinados por la trama.
No debemos olvidar que la legislación estadounidense impide la firma de cualquier contrato profesional a jugadores durante su etapa estudiantil. El caso lleva abierto desde el año 2015 y trata de arrojar luz a algunas decisiones dentro del deporte universitario estadounidense, un mercado que mueve millones de dólares al año procedente en gran parte de suculentos contratos de patrocinio de firmas de ropa deportivas con las universidades.